

¿Por qué el calor nos dificulta dormir?
Por: Daniel Amorena
24 Ago, 2023
Con las olas de calor que cada vez azotan con más fuerza a distintas regiones del planeta, una pregunta se hace importante para nuestros hábitos de sueño: «¿por qué no puedo dormir en estas condiciones?».
Es que con las altas temperaturas, dando vueltas por la cama para refrescarnos, se hace muy difícil conciliar el sueño. Y los resultados son predecibles: irritación, cansancio y malestar general al siguiente día.
La cuestión va, sin embargo, más allá de la comodidad para poder dormir; es que la temperatura corporal es uno de los principales mecanismos reguladores del sueño, que nos permiten descansar por las noches. Altas temperaturas y descanso reparador son incompatibles entre sí.
Es a partir de los 21°C que se considera que existe un empeoramiento de la calidad del sueño —si bien en esos umbrales aún hay personas que pueden no padecer los efectos—. Cuando la temperatura supera los 25°C, el descanso es muy perjudicado.
Para poder dormir es necesario que el cuerpo pierda algo de su temperatura corporal central, cosa que tiende a suceder en las horas finales del día, y que coincide con la liberación de la melatonina: la hormona del sueño que regula los ritmos circadianos. Al pasar este último límite —es decir, los 25°C—, se hace muy difícil expulsar el calor y poder conciliar el sueño.
Incluso si podemos quedarnos dormidos, el descanso no será de calidad y los efectos de regeneración, limpieza y consolidación de la memoria sobre el cerebro se perderán. Nuestras funciones físicas y cognitivas se ven mermadas.
Hay, a pesar de lo dicho, un fenómeno que parece desacreditar la relación entre el calor y el mal descanso: es que después de comer, cuando más calor hace en el exterior, los individuos tienden a sentir un sopor que los invita al sueño. Tanto es así, que el hábito de la siesta se encuentra repartido en países de Europa, Asia o América Latina.
Sin embargo, la ciencia parece haber hallado otra respuesta. A pesar de que el calor impediría descansar, las personas manifiestan de forma casi universal una disminución de energía a esa hora del día. Pero se debe a que los ritmos circadianos hacen fluctuaciones de somnolencia, ya que, junto a las últimas horas de la tarde, las primeras del mediodía representan los periodos en que el sueño es más probable. Por eso tenemos ganas de cerrar los ojos un rato, aunque nos invada una fuerte sensación de calor.
Son estas algunas de las curiosas intromisiones de la temperatura ambiental en nuestro descanso diario.
Foto de portada: Matheus Vinicius en Unsplash
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