Pocos genios han existido en la historia de la moda como el de Karl Lagerfeld. Uno de los más grandes diseñadores, pero también uno de los más celosos y megalómanos. Hace unos días era homenajeado con la MET Gala 2023, pero algunos medios han hecho eco de sus ideas más polémicas. El alemán, ciertamente, no tenía problema por compartir su opinión sin filtros.

En 2017, por ejemplo, la actriz Meryl Streep se negó a llevar un vestido de Chanel. El diseñador no perdió el tiempo y la calificó de “actriz tacaña”. A la modelo Heidi Klum dedicó unos cuantos desprecios, en uno de ellos afirmó que “en París no sabemos ni quién es ella”.

Pero no sólo fueron las celebridades las víctimas de sus opiniones —a Kim Kardashian la señaló de ostentar su fortuna y a Adele la criticó por su peso en alguna ocasión—, también los compañeros de profesión y hasta la realeza de Reino Unido.

 

 

 

 

 

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Arremetió sin problemas contra Lady Di y Pippa Middleton, mientras que en su campo se burló de Coco Chanel diciendo que “no era lo suficientemente fea como para ser feminista”. Pero es que también las instituciones más tradicionales sufrieron con su visión: la Iglesia católica le reclamó que usase un crucifijo durante un desfile de Alta Costura para Chanel sobre el torso desnudo de Naomi Campbell.

El ego del mítico diseñador alemán se dejaba ver también en algunas de sus frases más célebres y conflictivas: “Piensa en rosa, pero no lo vistas”, o “Nunca he aprendido de nadie, sólo de mis propios errores”. Una de las que mejor le describían era: “¿Quieres ser aburrido? Sé políticamente correcto". Con todo, esa difícil personalidad no le impidió estar al frente de tres grandes referentes de la moda en las últimas décadas —y más todavía—: Chanel, Fendi y su marca homónima, Karl Lagerfeld.