La memoria es uno de los temas más intrigantes de la psicología y la neurociencia: ¿cómo es posible que los acontecimientos queden impresos en la memoria? ¿a través de qué vías cerebrales? Un ámbito tan sorprendente del ser humano que constantemente crea mitos y leyendas.

Una de tantas, es la idea de memoria fotográfica: ¿Es verdad que una persona puede registrar durante muchos años imágenes precisas del mundo? Bien, sí y no. En todo caso, conviene decir que su nombre más preciso es memoria  eidética, y que no funciona como una cámara fotográfica.

Las personas con este tipo de memoria son capaces de observar durante poco tiempo una imagen y recordarla con un lujo de detalle sorprendente. Aunque la imagen retirada prevalece en su mente con nitidez, los registros no son del todo exactos. Es decir, no es, ni mucho menos, una memoria perfecta.

Las personas comunes tendemos a olvidar los detalles de los sucesos durante nuestras vidas para dar lugar a conceptos y recuerdos más generales; rescatando así lo esencial y olvidando lo específico, para dar lugar a nuevas memorias que luego sufrirán el mismo destino.

Sin embargo, los individuos con memoria eidética sí que pueden mantener especial detalle en la conformación de sus recuerdos. Ello los vuelve tan sorprendentes. Eso sí, pueden cometer errores y padecer falsos recuerdos, como el resto de personas.

Stephen Wiltshire, también llamado “la cámara humana”, es uno de los más famosos con esta memoria: puede bosquejar paisajes muy precisos con sólo recorrerlos unos segundos con la mirada.

Existe también un fenómeno de la memoria conocido como Memoria Autobiográfica Muy Superior, que permite a los individuos recordar con extrema precisión los acontecimientos de sus vidas, expresa la BBC. Desde qué ropa vistieron un día, o qué asiento del tren escogieron, hasta cuáles fueron las noticias más destacadas del día y demás. Se trata de una memoria espléndida, pero centrada en lo autobiográfico. Recordar, por ejemplo, palabras o números de una lista no les resulta más fácil que al resto.

Se trata de un síndrome inusual —que también recibe el nombre de hipertimesia— que apareció como concepto a principios de milenio. El caso de Jill Price, luego estudiado por el investigador Jim McGaugh, dio como resultado esta nueva categoría. La joven podía recordar cada detalle de su vida de los últimos años, sin entender por qué.

En fin. Son un par de los fenómenos mentales que podrían acercarse a lo que imaginamos como la “memoria fotográfica”. Sin embargo, la mente no funciona como una cámara y la exactitud de los recuerdos no puede ser del todo certera. Estos casos son extraordinarios y representan la prodigiosa capacidad que algunos individuos tienen para recordar. Asombroso, sin duda.